Presentación

Hasta ahora me habia dedicado a escribir sobre los conciertos a los que acudia. Alguna vez he sentido la necesidad de escribir, casi siempre sobre música, pero sin hacer referencia a ningun concierto, sino simplemente sobre lo que pienso o siento respecto a algunos temas y hoy me he dado cuenta de que lo que tenia que hacer era crear un nuevo blog para estas cuestiones.
Aqui iré dejando caer mis reflexiones, mas o menos serias - intentare que sean poco serias - sobre cualquier tema del que se me ocurra escribir, sea musical o no.

jueves, 13 de septiembre de 2012

El hombre que "humanizó" a los Beatles. Mis impresiones sobre el libro de Geoff Emerick


Acabo de cerrar el libro "Here, there and everywere" de Geoff Emerick – ya que el sueño me venció anoche en mi inicial propósito de acabarlo, dejándome a falta solo de tres páginas - , así que creo que estoy ya en disposición de dar una opinión sobre lo que me ha tenido "beatlemanizado" durante estos últimos 5 o 6 días, justo desde que comencé a leerlo.

 Empezaré por decir que, sinceramente, creo que es uno de los libros sobre los Beatles – al menos de los que yo he leído, que no son todos - más interesantes que he podido disfrutar.
El primer libro sobre los “fab four” que aterrizó en mis manos, cuando era un chaval de 13 o 14 años, estaba, sorprendentemente, en el mueble librería del salón de casa. Formaba parte de una colección de libros de biografías de personajes ilustres – Cervantes, Franco, Hitler, y tipos así de simpáticos - que mi progenitor - como muchos padres de aquella época - había comprado para que sus hijos "ampliasen horizontes". En dicha estantería, a esos libritos se sumaban el famoso “Vida sexual sana” del doctor López Ibor (que yo consultaba a hurtadillas cuando me dejaban solo en casa, y con el que jamás logre excitarme mucho más que visionando un telediario de la época), y alguna enciclopedia que, en algún momento de debilidad, le había endosado algún amigo de la profesión, ya que mi padre fue agente comercial casi toda su vida, aunque él nunca se dedico a la venta de libros. Pero posiblemente dicha colección fue comprada través de aquella estupenda “revistilla“ que a la que mi padre estaba suscrito denominada "Selecciones del Readest Digest. O, como habitualmente la llamábamos en casa, "el selecciones”. Recuerdo una colección de vinilos editada también por Reader Digest, llamada “La felicidad es” que prácticamente desgasté en mi niñez de tanto escuchar, donde precisamente uno de sus discos se titulaba “La felicidad es…la música de los Beatles”. Cuánta razón tenía. Todo eran versiones orquestales bastante ñoñas, muy a lo “Ray Coniff”, pero…me permitieron descubrir melodías tan fantásticas como “Fool on the hill” o “Hey Jude”.
Vale, que me desvío del tema, aunque no del todo. La cuestión es que ese librito, que ahora no recuerdo por quien estaba escrito, contaba a grandes rasgos la vida y milagros de John, Paul, George y Ringo, aunque claramente no le daba una gran importancia a sus vidas, ya que a diferencia del resto de los libros de la colección, este compartía la otra mitad de sus páginas con otra biografía, que si no recuerdo mal es posible que fuese la de Gandhi (tendré que mirarlo en casa de mis padres cualquier día de estos, para asegurarme, porque creo que esos libros sigue ahí, en el mismo sitio).
Aunque creo recordar que no se extendía en detalles, pude leer por primera vez algunas de sus más famosas anécdotas de su época alemana, como sus noches sin dormir tocando como locos, atiborrados a pastillas, actuando para gente de malvivir del Hamburgo mas canalla, sus amistades con Klaus y Astrid, la muerte de Stu Stucliffe, etc. Aprovecho para recomendar la estupenda pelicula "Backbeat", que relata muy bien toda esta época de sus vidas.
Por supuesto, pocos años después, imbuido plenamente en mi particular “beatlemania” me compré el famoso “The Beatles”, escrito por su biógrafo oficial Hunter Davies y que en su momento me pareció todo un compendio de sabiduría sobre mis héroes musicales.
Después, durante cierta época de mi vida, deje de escuchar música pop y rock – no del todo, pero casi – ya que el jazz lo invadió todo, con la fuerza que lo caracteriza, y por tanto mi interés fue por otros derroteros, tanto a nivel de músico como de lector. Pero en unos años me di cuenta de que todo tenía cabida en mi universo musical, y que echaba de menos esas músicas con las que había crecido, mis amados Jethro tull, Genesis, Bowie, Camel y un largo etcétera y que, como no, casi siempre estaban comandados por los maravillosos Beatles (en grupo, o en solitario). Y llegaron los “Anthology”, y me compré todos los CD´s y después conseguí también los DVD´s. Nuevas fuentes de información sobre toda esa maravillosa época, para seguir comprendiendo cada canción, cada disco. Nuevas anécdotas, nuevas controversias, nuevas teorías. ¿Por qué se separaron los Beatles? ¿Quién escribía cada canción? ¿Quién era “la morsa”…era Paul o no?. Ah, y la más estúpida de todas “¿estaba Paul vivo, o era un doble quien cantaba por el?”. Como si fuese tan fácil encontrar a otro Paul McCartney en un “plis-plas”. Para leer todas esas tonterías, hoy en dia hay muchas páginas web que os podeis entretener en buscar por la red. Pero no tienen ya mucho interés. Y desde luego, no tienen ningún interés musical. Pero el universo musical Beatle es interminable, porque lo que estos cuatro chavales fueron capaces de crear en escasamente diez años da para mucho.
También me compré en su día, no hace ya tanto, el famoso libro de Cynthia Lennon – la primera esposa de John – que aportaba otra visión a la alocada vida de estos cuatro músicos: la de la mujer (o ex-mujer, según el momento) de uno de ellos.
Mi devoción por Paul McCartney en particular también me llevo a adquirir una reciente biografía suya, escrita por Peter Ames Carlin, que desde luego me hizo disfrutar de otro punto de vista, mucho más cercano la óptica de Macca, del transcurrir de la historia, llegando incluso hasta nuestros días.
Pero no andaba yo realmente buscando la anécdota fácil, o la historia truculenta cuando me compraba esos libros. La verdad es que nunca me ha importado mucho la vida de los demás, aunque que tire la primera piedra el que no hojease el “Diez minutos” que compraba su madre, o alguna vez no se haya parado a escuchar las sandeces de algún programa “del corazón”. Pero no, a mí lo que siempre me ha fascinado, tanto de los Beatles como de otros artistas, es su proceso creativo. Pensar en cómo llegaron a componer “tal o cual” canción, en que estaban pensando, porque decidieron poner un piano ahí, o un violín allá. Como conseguían este u otro sonido. Y todo ello en aquella época en la que los ordenadores aún casi no se conocían, y en todo caso se usaban en algunas universidades para eso…para “ordenar”. La música era otra cosa, y las grabaciones se producían en arcaicos estudios, donde los ingenieros iban con batas blancas (Emerick cuenta alguna historia graciosa respecto a esas batas), y donde cuando había que “cortar y pegar”, literalmente se cogían las tijeras y el pegamento.
Y hete aquí que llega el libro del que me ocupo: “Here, there and everywhere: My life recording the music of the Beatles” (nuevamente tengo que discrepar, como siempre, de las nefastas en innecesarias traducciones que se hacen a veces en este país. En este caso simplifican su titulo en castellano, poniéndole el insulso “El sonido de los Beatles”, cuando el original se compone de una de las más bellas canciones de Paul en su primera parte, y toda una declaración de intenciones en la segunda), recomendado por mi buen amigo, músico y “beatlemano” de pro Antonio Alvarez.
Ilusionado comencé su lectura, e ilusionado la he terminado hoy. No es toda la historia, desde luego. Es su historia, es su visión de todo aquello. Pero es una visión más que interesante, que complemente y enriquece a todas las que he leído hasta ahora. La de una persona sencilla a la que el azar le tenía reservado compartir horas, trabajo y emociones con cuatros de los artistas más famosos del mundo. Y, como él mismo cuenta, partiendo del hecho casual de haber estado allí justo desde su primera grabación, cuando aún eran unos auténticos desconocidos, hasta poder presenciar la última sesión de su “Abbey Road”, la última obra de estos genios.
Geoff cuenta de una forma agradable, sin grandilocuencia, pero con simpatía y con bastantes detalles, muchas de las épocas en las que estuvo con ellos como ingeniero en los estudios de EMI (los famosos “Abbey Road”). Incluyendo justo su etapa considerada más creativa y experimental, la de los discos  “Revolver” y “Sgt. Pepper´s Lonely hearts club band”. Su relato es interesante por muchos motivos, pero destacaría por ejemplo, que la mayor parte del tiempo compartido con ellos Geoff era una especie de “convidado de piedra”, alguien que tras los cristales de la sala de grabación, se dedicaba a esperar y observar los largos ensayos de los cuatro “Beatles”, hasta que se decidían a grabar, o a subir y escuchar lo grabado. Eso le da una visión y una perspectiva inmejorable para contar mucho sobre ellos. Los hubo más cercanos, como su manager Brian Epstein, o el productor de casi todos sus discos, George Martin. Pero precisamente el hecho de que Emerick a veces fuese “casi transparente” para los Beatles – salvo para Paul, que fue casi el único que valoro sus aportaciones técnicas – hizo que pueda tener una perspectiva mucho mas aséptica que otras personas que compartieron con ellos aquellos días, e incluso que los propios Beatles, hablando los unos de los otros. Y desde luego mucho más objetiva, sin duda. Durante la lectura de este libro, he vuelvo a visionar algunos capítulos de los DVD “Anthology” y es curioso que los propios Beatles se equivocan en algunos de sus recuerdos, mientras que Geoff los tiene “grabados” a fuego en su memoria. Para eso era el ingeniero: lo suyo era grabarlo todo.
La historia, está claro, no es única y nadie está en posesión de la verdad absoluta, por lo que cada uno cuenta “la película” según la vive. Geoff cuenta la suya, pero tras leer tanta información antes sobre aquellos días, es maravilloso el soplo de aire fresco que nos trae este técnico.
Lógicamente, la historia que nos cuenta se centra en las colaboraciones más estrechas que tuvo con ellos, por lo que no esperéis una biografía completa y detallada. No puede contar mucho de lo que él no presenció. La primera época “beatle”, que se supone fue la más alocada, pero la más alegre, Geoff se la perdió casi por completo, pero después tuvo la suerte de ser responsable del sonido en sus discos más laureados (“Revolver” y “Pepper”), parte del “White álbum” – hasta que no pudo soportar más la presión del mal ambiente durante esas sesiones, y dimitió y el “Abbey Road” completo.
Desde luego que el libro también incluye anécdotas muy curiosas, la mayoría de ellas referidas a formas de grabar, trucos, etc, pero algún también mezclada con la particular idiosincrasia de cada “beatle”. Su favorito, y no lo oculta, siempre fue Paul, y ya en las primeras páginas del libro lo describe así “…Y luego estaba el bajista. No solamente era el más convencionalmente apuesto de los cuatro, sino también el más agradable y atractivo. En un momento dado, incluso nos dirigió un saludo a Richard y a mí. Era evidente que también era el más interesado en como sonaba la grabación. Aunque no alzaba tanto la voz como el cantante, tuve la clara impresión de que era el líder del grupo. Cuando él hablaba, los demás escuchaban atentos y asentían invariablemente con la cabeza y antes de cada toma era él quien los urgía a dar el máximo…”.
Y durante el devenir de su relación con ellos, fue Paul quien mejor lo trató, desde luego, y quien le demostró ser más profesional, menos caprichoso, mejor músico, y desde luego mucho más interesado en que todos los álbumes tuviesen una gran calidad. Los otros “Beatles” no salen tan bien parados y no siempre quedan en buen lugar, pero creo que Geoff siempre intenta ser objetivo, tratando a veces de justificar sus comportamientos infantiles, caóticos y/o caprichosos, achacándolos a la juventud e inexperiencia de todos ellos. No en vano, no debe ser fácil para nadie asimilar a los 25 o 26 años…”ser más famosos que Jesucristo”, como afirmó Lennon en aquella fatídica entrevista que tantos problemas les causó en su momento. Pero es que, ¡¡¡ qué narices, era cierto !!!. Como después dijo Ringo, socarronamente, hablando sobre la quema de sus discos en EEUU: “nos vino muy bien porque después la mayoría ¡¡¡se los volvieron a comprar!!!.”
Desde luego no voy aquí a destripar el libro – que si no el bueno de Geoff se enfadaría un poco conmigo – pero si que podría destacar anécdotas tan curiosas como el que ciertos solos de guitarra que debía haber tocado George, fueron ejecutados por un Paul mucho más seguro y mejor instrumentista, o esa surrealista escena de los empleados de Harrods metiendo una cama en el estudio de EMI, para que la señora Yoko Ono pudiese reposar  - estaba convaleciente de un accidente de automóvil – junto a su amado John, e incluso recibir visitas, ¡¡¡como si estuviese en un hospital !!!- mientras ellos se dedicaban a grabar. Incluso nos cuenta con bastante detalle cómo fueron la sesiones de grabación del famoso “Band on the run” de los Wings (en la época post-beatle) en las que el volvió a ser el ingeniero jefe, y cuyas sesiones se realizaron en Lagos (Nigeria), donde tuvo que luchar con más de una cucaracha gigante, sin olvidar el atraco que Paul y Linda sufrieron, que les pudo costar algo más que un susto.
Pero no os dejéis despistar por estas anécdotas, sabrosas e incluso necesarias para hacer el relato más ameno, porque la mayor parte del libro está dedicada a contar con mayor o menor detalle el proceso de grabación de muchas de las mejores canciones de los chicos de Liverpool. Lógicamente, cuando ves como un artista realiza su obra, también comprendes un poco mejor su forma de pensar, de sentir, de relacionarse, etc. Y eso es lo que ocurre en este estupendo libro. Nos acerca a su música, y nos acerca a ellos como personas. Los desmitifica y los humaniza, y para mí eso es muy positivo. Cualquier gran genio no deja de ser un ser humano, con virtudes y defectos, y Paul, John, George y Ringo los tenían. Eso los hace más grandes. A partir de ahora creo que disfruto aún más de su música.  ¡¡¡Y yo que pensaba que eso ya no era posible!!!

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