Presentación

Hasta ahora me habia dedicado a escribir sobre los conciertos a los que acudia. Alguna vez he sentido la necesidad de escribir, casi siempre sobre música, pero sin hacer referencia a ningun concierto, sino simplemente sobre lo que pienso o siento respecto a algunos temas y hoy me he dado cuenta de que lo que tenia que hacer era crear un nuevo blog para estas cuestiones.
Aqui iré dejando caer mis reflexiones, mas o menos serias - intentare que sean poco serias - sobre cualquier tema del que se me ocurra escribir, sea musical o no.

sábado, 2 de enero de 2010

Si, soy un miembro de la secta "Beatle", lo reconozco

Como todos los años, cuando se acerca la navidad, me convierto en un hereje y reniego de la religión a la que sigo fielmente todo el año - la religión jazzistica - y caigo en las redes de la “Secta Beatle”. Debe ser que mi subconsciente recuerda aquella famosa y polémica frase de Lennon de "somos más famosos que jesucristo", y en honor a ella, en lugar de asistir a cualquier acto religioso propio de esta época de recogimiento (esto es un sarcasmo como una catedral, y nunca mejor dicho), comienzo siempre la navidad asistiendo a solemne acto anual que es la

"Fiesta homenaje a Beatles”, que se celebra en mi ciudad, y que organiza el arzobispo Adolfo Iglesias, que nos va dando su particular "bendición" conforme vamos entrando al recinto. Concretamente este año, nos recibía con gominolas de fresa, para recordar el salmo "Strawberry fields forever", creado por nuestro señor Lennon, justo en nuestra ciudad, que por ese motivo ya forma también parte de los lugares de peregrinación de todo “friki-beatle” que se precie.

Allí vuelvo a ver las caras de recogimiento y de respecto - dentro de lo que el alcohol va permitiendo a lo largo de la noche - de todos los que, como yo, son abducidos y seducidos por esta religión que surgió a primeros de los 60 en una pequeña ciudad de Inglaterra,- Liverpool - y donde ahora se encuentran "los santos lugares" que yo aún tengo pendiente recorrer, tal y como un cristiano debe ir a Jerusalén, o un musulmán a la Meca.

En ese sacrosanto acto es donde normalmente el "Beatle-obispo" Chipo Martínez - representante de los "fab-four" en nuestra ciudad de Almería, suele levitar literalmente de satisfacción, y sobre todo cuando se sube al púlpito-escenario, y nos ofrece la palabra de Lennon-McCartney, en forma de "Can´t buy me love", o nos da la comunión con algún riff de guitarra "a lo Harrison", como solo él sabe hacer.

Y de esa manifestación de nuestra adoración normalmente salgo con la mente limpia y preparada, con todos mis pecados perdonados (normalmente, el pecado habitual es el de pasar más de 15 días sin escuc har nada "Beatle") y con el firme propósito de enmienda para que esto no vuelva a suceder.

Y como en todas las sectas-religiones, el sentimiento de culpa me invade, y quiero recuperar el tiempo perdido, por lo que suelo dedicar parte de mis vacaciones a la adoración y la reflexión, es decir, a la escucha y disfrute de todo lo que huela a Beatle, y en eso creo que los adeptos somos afortunados, porque posiblemente - y voy a volver a caer en la misma trampa que Lennon hace algunos años - existan más ejemplares del "Sargento Pepper" que de la Biblia, y más estudios, artículos y comentarios sobre la vida de Lennon, McCartney, Harrison o Starr, que sobre cualquier otra deidad en nuestra historia.

Así que me sumerjo en los estudios sobre ellos, y soy capaz de escuchar hasta lo último de Ringo, llamado "Y not", donde su excelencia reverendísima McCartney hace coros en una canción. Este año, además, tenemos la suerte de contar con la remasterización de sus obras completas, lo que permite que podamos dedicarnos al estudio de nuevas visiones de su palabra...y música, por obra y gracia del hijo de uno de sus más importantes discípulos: George Martin, que posiblemente deba ser “beatleficado” en breve.

Reconozco que dedico especial atención a McCartney, ya que fue el que, desde jovencito, hizo que siguiera las enseñanzas de los otros 3. Recupero sus enseñanzas sin temor a equivocarme, ya que alguien que es capaz de componer tantas obras maestras de menos de 4 minutos, no puede estar errado. Y no tengo mas que irme a santo libro de canciones, y recuperar su "Let it be", su "Hey Jude" o su "Eleanor Rigby". O disfrutar con sus obras menos conocidas, pero no por eso menos impactantes, como "Martha, my dear", “Oh, darling” o "I will". También suelo recordar sus andanzas en solitario, proclamando la verdad por toda la tierra, en las multitudinarias giras con sus "Wings", y vuelvo a elevarme escuchando su "Band on the run", “Maybe I´m amazed”, "Jet", "Silly love songs", "London Town", "Venus and Mars", o las mas recientes, como uno de sus últimos discos "Chaos and creation at the backyard", que es una moderna reliquia. No en vano, he co-fundado, junto a Chipo, Antonio Perez , Jose Granados y Antonio Diaz, una sub-secta llamada “Band on the run”, con la que pretendemos dar a conocer en nuestra ciudad (y país, si nos dejan), la palabra de McCartney, en forma de conciertos.

Rescato de mi videoteca sus grandes conciertos, y sus originales videos, y me vuelvo especialmente intransigente con quien se empeña en empañar su divina imagen con blasfemias como "es muy pesetero" o "siempre ha sido un burgués". Que yo sepa, Paul nunca usó las pesetas, y no es de Burgos, así que ¡¡¡ chitón!!! Se van a librar, porque aun no hemos montado la "inquisi-beatles”.

Mi especial adoración a Macca no es óbice para que me olvide de los demás, a los que suelo adorar también, aunque quizás con menos exaltación. Este año he recuperado la última obra de Lennon, aquel precioso "Double Fantasy", pero eso sí, y ya que la tecnología actual lo permite, haciendo pasar de mi ese cáliz de escuchar los "berridos" de la Ono, que en la época del vinilo nos veíamos obligados a escuchar si no queríamos levantarnos 7 u 8 veces mientras escuchábamos el disco. Supongo que aquello era una prueba, como la que Dios le mandó a Abraham unos añitos antes. Si un adepto era capaz de escuchar el "Double Fantasy" al completo, sin saltarse las canciones de Yoko, probablemente entraba directamente en el reino de Pepperland, aunque de vez en cuando cometiese pecadillos veniales, como escuchar a los Rolling (¿quien no lo ha hecho?).

Otros momentos los he dedicado a la mística, y por

tanto, al Maharishi Harrison. Este año he recuperado algunas canciones de su gran - mas por extensión que por su calidad - obra "All thing must pass", y uno de sus mejores legados: "Cloud Nine", donde otro de sus discípulos mas aventajados - el fundador de la secta ELO, descendiente directa de la secta Beatle, Jeff Lynne - le ayudo con su sabia producción, a conseguir un sonido maravilloso. Ese himno llamado "When we was fab" debería de sonar en todas las casas "Beatle" del mundo.

Y como dije al principio, mi pasión y fanatismo llega hasta tal punto que soy capaz de escucharme hasta alguna de las obras de Ringo en solitario, acto que solo está al alcance de ser soportado por los mas iniciados, y que debe realizarse en un estado de gran exaltación para poder llegar a buen puerto.

Todo ello aderezado por mi visita a unos pocos, de los millones existentes, sitios web dedicados al seguimiento de esta nuestra religión, y que siempre me descubren algún nuevo "hecho acontecido" de la época en la que predicaban juntos, o alguna novedad relativa a ellos en la actualidad.

Internet ha hecho que todo nos resulte mas fácil, y aunque la descarga indiscriminada pueda estar penada por la ley, o incluso por otras religiones menos conocidas, como la cristiana, por tratarse de una especie de robo, en la nuestra pesa más la voracidad con la que necesitamos material "Beatle", y como además...carecemos de mandamientos, no tenemos el menor reparo en bajarnos todo lo habido y por haber. Lo último que he disfrutado: el DVD de "Good evening New York city" de San McCartney, así como el DVD de como se hizo el espectáculo "Love" del Cirque du soleil.

Todo sea por recuperar el tiempo perdido, y lograr indulgencia plenaria ¡¡¡ y nosotros no tenemos que peregrinar este año a Santiago para conseguirla!!!

Como cada año, tras esta verdadera explosión de santidad y fanatismo, poco a poco, con sosiego y calma, pero con el mayor de los respetos, volveré al reducto del jazz y otras músicas, pero sabiendo que siempre en mi corazón queda un rescoldo encendido, y que cuando menos me lo espero hace que vuelva a prender en mí la sagrada llama de la "beatlemania". Sí, soy un adepto a esa secta llamada "Beatles", ¿algún problema?.

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